Es extraño cuando quieres a alguien tanto pero no puedes decirlo porque no esta presente. Es casi como un sueño, algo irreal, no sabes adonde lanzar tus sentimientos o tus palabras llegas a dudar de ti y de lo que pasa y solo te queda lanzarlos a un vacío, esperando que pronto lo lea y sepa que sigues aquí, esperando, soñando y sobre todo anhelando que llegue el momento de ese primer abrazo, esa primera mirada.
No cabe duda que los lazos que creamos con las personas son especiales, y lo mejor de cada lazo que creamos es que nos aportan emociones y sentimientos que nunca son iguales, es como mezclar cada sabor en un recipiente: ya fuese salado, dulce, agrio o acido, existen de todo tipo, nuestros sentidos nunca lo percibirán igual, nuestras reacciones nunca serán las mismas, y lo que sigue después de tener estas relaciones tan únicas es impredecible y atemorizante, pero a final de cuentas tenemos que arriesgarnos, lanzarnos a ese vacío y mientras caemos disfrutar del aire que toca nuestra cara y roza con nuestros pies, sentir como perdemos ante la ley de gravedad y dejar de desear el poder aferrarnos a una rama o una grieta en el camino, por qué a final de cuentas.. la vida es corta y el camino siempre será impredecible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario